jueves, 17 de diciembre de 2009

la Luna, faro de mi caminar

Erase una vez un chico iluso, vivaracho, confiado y risueño que golpeado por varias desgracias de mayor y menor indole se vió abocado por su manera de ser en una especie de desídia, apatía y sin razón depresiva. No siendo esa su forma de ser, el se sentía desdichado y harto de tanta trizteza sin sentido, por mas triste que estubiera nada de lo que le pasaba se iba a solucionar con una sola de sus lágrimas, asi que un día decidió dejar la mente en blanco e intentar que los porques emergieran poco a poco de su ser.

El otoño solo había traido mas caras largas que sonrisas, mas lágrimas que besos, mas preguntas que respuestas, y lo mas importante, con mas noches sin Luna aunque en el cielo se colgara burlona ese objeto clarucho al que empezó a odiar por recordar un amor roto del pasado, no era odio sino auto-engaño, pues la Luna nunca me abondonó siempre salía y siempre fue téstigo y complice de sus lágrimas y su insomnio. pero a finales del undécimo mes del noveno año del tercer milenio algo al final del pozo que le fascinó de entrada, una figura hermosa con nombre acrónimo y apellido celestial, una persona alegre, sincera, con el don de la palabra, que emociona solo de leer una sola linea de sus filosofadas, porque cuando mas ciegos se volvían los ojos de su alma, se abrieron de par en par para observar curioso aquella dulce, cariñosa y sabia veinteañera.

Las frases se iban encandenando sin esfuerzo, la sonrisas no eran forzadas, los ojos abierto como platos delante de esa persona que sin mas le estaba descongelando el alma, poco a poco los brotes secos de mi jardín empezaron a coger un vigor perdido sin apenas motivo, esa chica era sencillamente un tesoso, y aterrado de miedo por estar viviendo un sueño seguí conociendo frase a frase a esa chica, leyó sus frases, sus historias, sus sentimientos, miedos y anhelos se reflejaban en aquellas palabras tan sinceras y aplastantemente claras, tan claras como la luz de Luna, una Luna acoplada como por un capricho del destino en su apellido, se dió cuenta al poco tiempo que antes de dormir pensaba en ella, esa chica tan llena de luz, de dulzura de tanto bueno que hacía siglos que no veía en nadie, el venía de la mas obsoluta de las soledades, la soledad ciega, esa en la que aunque estés con alguien te sientes solo. Pero ya no sentía ese miedo al mañana, ese; y mañana que? Ese miedo fui sustituido por unas ganas de sonreir de demostrarle a esa chica que todo lo malo que arrastraba del pasado era eso, pasado.

Un día como tantos de esa semana el la saludó con ilusión y tirando indirectas como desde el primer día se vió sorprendido por un, que haces esta tarde? te apetece quedar? Ojiplático se quedó el pobre y esbozo un; como? claro! Inundando de ilusión, lleno de vida y con una sonrisa de lado a lado de la cara se fue a comer, pero al volver a casa la chica le llamó al fijo, lo cogió su hermana y le reclamo, eh, preguntan por ti... extrañado cogió el teléfono y su voz dulce, jovial, curiosa y llena de matices se clavó en sus oidos, se encontraba mal y no podía quedar, y diciendo varias veces lo siento le hizo ver que lo sentía de verdad, no estaba triste, estaba contento por haber conocido una persona tan buena como ella. Posibles sentimientos incomprendidos hicieron que hablaran del tema y aclararan las cosas como tantas otras veces, si algo le emblesaba era su sinceridad, su claridad, su diáfana forma de ser. El no se sentía triste, se sentía dichoso de poder compartir tan buenos ratos con ella, pero claro, quedebía hacer? si ella no le decía de quedar era porque estaba ocupada, y si el le decía de quedar se sentiría raro, como si le quitara tiempo o le molestara... y en esa disyuntiva se hayará hasta que por fin la conozca, porque le decía indirectas para decirle lo obvio? porque sonrié cuando hablan? porque no le decía que era el faro de su camino, y que con su luz de Luna? quien sabe porque callaba, quizás era un respeto, un no quiero molestar, ya me dirá ella de quedar, pero no lo podía negar, esa chica era especial, y como persona especial el tenía miedo de dañarla de algun modo, pero ella siempre se jacto de que el tenía que ser mas positivo y ante las dudas y las penas sonreir, el admitió sus defectos y le prometió mirar adelante, y en ese punto se ve, positivando, con ganas de conocerla, de verla y de hacer un sueño que no por reciente es débil, poder estar por fin al lado de la Luna.

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